Era una mañana agitada en la clínica de audiología, pero un pequeño paciente de 2 años y medio me hizo detenerme. Revisé su historial médico y me encontré con la historia de un niño que había sido expuesto al citomegalovirus (CMV) mientras su mamá, una cuidadora, estaba embarazada. Esto no es raro, ya que el CMV se contagia a través del contacto con fluidos corporales de personas infectadas. Las mamás que cuidan niños corren un alto riesgo de contraer este virus, especialmente al cambiar pañales o limpiar juguetes. Se estima que hasta un 38% de los niños en guarderías pueden tener CMV y transmitirlo.
Aunque muchos presentan síntomas leves, como un ligero dolor de garganta o fiebre, la infección congénita por CMV puede tener consecuencias serias en el bebé que se está desarrollando. Se estima que ocurre en 1 de cada 100 a 150 bebés nacidos de madres infectadas, aunque solo 1 de cada 5 de estos pequeños presenta problemas de salud a largo plazo, según los CDC.
En este caso, el historial médico mostraba que el resultado de la prueba de CMV del niño había sido positivo al nacer. Afortunadamente, además de un poco de ictericia que se resolvió rápidamente, no había otros síntomas visibles. Sin embargo, a medida que el niño crecía, los padres notaron que no estaba hablando y su desarrollo se estaba rezagando en comparación con otros niños de su edad.
Después de 40 minutos en la cabina de sonido, confirmé que tenía una pérdida auditiva severa en ambos oídos. Resulta que había pasado el examen de audición al nacer, lo que indica que su pérdida de audición probablemente se agravó con el tiempo. Esta situación está directamente relacionada con su retraso del habla y otros problemas de desarrollo.
Este caso nos deja lecciones importantes. A menudo, cuando un bebé se expone al CMV durante el embarazo, especialmente en sus primeras etapas, no se presentan defectos evidentes al nacer. De hecho, un estudio mostró que el 18% de los niños con resultados positivos de CMV no mostraron síntomas al nacer, pero posteriormente desarrollaron pérdida auditiva. Creo que debió haber habido una mayor sospecha de que este niño podría tener problemas auditivos, dado su diagnóstico de infección congénita por CMV. Aunque no siempre se puede prevenir la pérdida auditiva, realizar exámenes regulares cada 4 a 6 meses podría haber facilitado la detección temprana y la intervención, como el uso de audífonos o terapia del habla.
La pérdida de audición es solo uno de los posibles efectos de la infección por CMV durante el embarazo. Para más información sobre cómo prevenir el CMV y sus efectos, visita nuestra hoja informativa sobre el tema. Recuerda que hay expertos disponibles para responder tus preguntas.
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En resumen, el CMV durante el embarazo puede tener efectos significativos en el desarrollo del bebé, y es crucial realizar un seguimiento adecuado para detectar problemas de audición a tiempo. Mantente informado y no dudes en buscar ayuda.
